Salir a faenar es una ocupación especial. Y es que no son pocos los peligros que conlleva el oficio de ser marinero. Recibimos constantemente cursos de adecuación de conocimientos en lo referente a la seguridad abordo, y nos vienen muy bien, porque en el anhelo de las capturas, siempre corremos riesgos. En los cambios de luz, a “prima” y a “alba”, calamos el “trasmallo”, la “jibiera” o la “red de pelo” según sea favorable el viento y las mareas. En temporada, también calamos “La Moruna”. La sorpresa llega en forma de premio, cuando nos aventuramos a calar en zona con fondo de piedras, que a pesar de los riesgos de enganche y rotura, nos proporcionan especies de marisco y pescados muy demandados por su paladar, y que tras pasar por los circuitos legales de la Lonja de Almería y sus tiempos de congelación, servimos en su plato con todo el sabor. Sepan ustedes que ese pescado que disfrutan en nuestra casa, atesora nuestro esfuerzo y agradecimiento por recibirles.